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Croquetas de pollo |
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Croquetas de pollo |
Si tuviera que definir estas croquetas de pollo en una sola palabra diría cremosidad. Ya podéis ver cómo han resultado de cremosas por dentro y crujientes por fuera. Salta a la vista.
Pues a quién no le gusta llegar a casa y de repente descubrir que hay croquetas recién hechas sobre el banco de la cocina. Ay, no hay quien se resista a acercarse a ese plato y coger una doradita croqueta a escondidas, y aunque estén humeantes, le pegas bocado, te quemas y exclamas, ¡ay, ay, como queman!, pero allá que van para adentro.
Jaja, qué placer y qué ricas.
Al ser unas croquetas tan cremosas y delicadas, tendréis que tener cuidado a la hora de manipularlas. Hacerlas con mimo. Lo ideal es hacerlas de un día para otro, de esta manera la bechamel estará bien dura y será más fácil de modelar.
Podéis acompañar estas croquetas caseras de pollo con una gran ensalada fresca de lechuga o escarola, vegetales de hoja verde que en invierno están en plena temporada.
Ingredientes para unas 30 croquetas.
400 gr. muslos o pechuga de pollo cocido o al vapor (sin piel ni huesos), o sobras de pollo de algún guiso, o asado que hayáis preparado
110 gr. harina
110 gr. mantequilla
700 ml. leche
150 ml. caldo de cocción del pollo
sal
cebolla rallada
pimienta negra
nuez moscada
Para el rebozado
harina
huevo
pan rallado
Pasos a seguir:
Podemos utilizar unas pechugas o muslos de pollo al vapor o cocido, salpimentado. Podemos utilizar sobras de algún guiso o cocido o asado... Lo que tengáis. Lo desmenuzamos o picamos en trocitos bien pequeñitos y lo reservamos.
Prepararemos la
bechamel:
En una sartén ponemos a pochar la cebolla rallada con mantequilla. Dejamos dorar y añadimos la harina.
Damos unas vueltas para que las croquetas no sepan a harina cruda y vertemos poco a poco la leche caliente y el caldo. Vamos deshaciendo los grumos con unas varillas hasta obtener una mezcla espesita. Salpimentamos y espolvoreamos nuez moscada al gusto.
Agregamos el pollo desmenuzado muy pequeño.
Apartamos del fuego y tapamos con film la superficie de la bechamel para que no se nos haga una costra. Dejamos enfriar toda la noche en el frigorífico para que endurezca bien la mezcla.
Al día siguiente empezamos haciendo bolitas con las manos que rebozaremos en harina, huevo y pan rallado siguiendo este orden.
En una sartén con aceite de oliva caliente vamos dorando las croquetas tranquilamente.
Nos quedarán muy cremosas por dentro y crujientes por fuera.
Las podemos acompañar de una buena ensalada verde que aportará gran frescura al plato.
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