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Croquetas de jamón serrano |
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Croquetas de jamón serrano |
Las croquetas de jamón son una tapa o pincho que reina en todas las barras de los bares de nuestro país. Y no en vano, puesto que es una croqueta con un sabor irresistible que gusta a todos.
Si las hacemos bien y con mimo tenemos el éxito asegurado. Lo importante es que nos queden crujientes por fuera y cremosas por dentro y con mucho ¡sabooooor!
Un truquito para tener a mano siempre unas croquetas de jamón caseras es hacer más cantidad y congelarlas para otra ocasión en un tupper. Una vez están rebozadas las podemos congelar, sin apelmazar unas sobre otras y luego, solo tendremos que freírlas. ¡Nos quedarán como recién hechas!
Por cierto, ¿sabíais que la croqueta tiene un día mundial de celebración? Pues sí, el 16 de enero se celebra el
La verdad es que un invento español no es, aunque en España haya una cultura de la croqueta, todo un mundo croquetil. Servida en muchos bares y hogares como plato principal, como acompañamiento o como tapa.
Su origen es francés.
Cuenta la historia, que el cocinero francés Antonin Carême conocido como el “rey de los chefs y el chef de los reyes” fue quien las introdujo en las cocinas nobles entre mediados del siglo XVIII y principios del XIX, tras haberlas servido en uno de sus banquetes bajo el nombre croquettes à la royale. su origen etimológico ya que proviene de la palabra francesa croquer, que significa crujir, y de su diminutivo croquette.
Ingredientes para unas 20 croquetas:
50 gr. jamón serrano picadito
medio diente de ajo picadito
media cebolla pequeña picadita muy fina
35 gr. mantequilla
1 chorrito de aceite de oliva
275 ml. leche
75 ml. nata para montar 35%mg
1 hueso de jamón
60 gr. harina normal
sal y pimienta
Para rebozar: harina, huevo y pan rallado
Pasos a seguir:
Hervimos la leche con el hueso de jamón unos diez minutos, para que aromatice la bechamel.
En una cazuela ponemos un chorrito de aceite de oliva y ponemos a pochar el ajo y la cebolla muy picaditos. Cuando empiece a reblandecerse echamos la mantequilla.
Dejamos que se derrita y vertemos la harina. La rehogamos un poco y a continuación vertemos la leche caliente y la nata poco a poco sin dejar de remover con unas varillas.
Iremos removiendo a fuego muy suave, sin parar, durante diez minutos. Salpimentamos, no mucho porque el jamón ya es salado. Apagamos el fuego, y añadimos el jamón picado. Mezclamos y dejamos reposar la masa en la nevera tapada con film durante unas horas, hasta que endurezca.
Puedes hacerlo de un día para otro.
Pasadas unas horas, vamos haciendo bolitas con la masa. Nos untamos las manos de aceite para que no se nos pegue. Podemos ayudarnos de dos cucharas, o bien hacer un cordón grueso y luego ir cortando en porciones.
Volvemos a dejar reposar la masa en el frigorífico para que las bolitas formen una película exterior que haga que no se deshagan cuando las rebocemos en el huevo.
A la hora de freír, pasamos las croquetas primero por harina, luego por huevo y por último por pan rallado. El huevo debe estar bien batido para que se impregne toda la croqueta por igual y luego no se formen pegotes de pan.
Volvemos a dejar las croquetas al aire unos minutos para que el pan rallado se seque y forme una costra al entrar en contacto con el aceite.
Ponemos una sartén con abundante aceite a calentar, ojo! que no humee. La croqueta debe sumergirse en el aceite por completo para obtener una fritura perfecta. El choque térmico produce la deshidratación de la superficie de la croqueta provocando instantáneamente una corteza crujiente y protectora del interior.
Vamos dando la vuelta a las croquetas con un tenedor, solo necesitamos que se doren por fuera, por dentro ya están cocidas. Las sacamos sobre papel absorvente y listo!! Unas deliciosas croquetas crujientes por fuera y cremosas por dentro.
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