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Me encanta cocinar, aprender y buscar siempre nuevos retos. Me encanta viajar y conocer otras culturas, por eso intento buscar siempre recetas que me inspiren lugares maravillosos que he visitado o a los que me encantaría ir.
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Bollos suecos de cardamomo, la especia del norte
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Bollos suecos de cardamomo, la especia del norte |
No sé cuantos de vosotros habéis oído hablar antes de los bollos suecos, pero si no es así os los recomiendo claramente.
Son los dulces por excelencia de Suecia, constituyen toda una institución en este país.
No se concibe la hora del te (fika en sueco) sin un bollo sueco. Es comparable la hora del te para los ingleses con la hora del fika para los suecos. El fika es un momento dulce, en el que se acostumbra a servir diferentes dulces, entre ellos siempre los bollos de cardamomo o de canela junto con una bebida caliente. Y ¡no me extraña!, los suecos padecen un clima bien frio la mayor parte del año. Y con este frío intenso apetece recargar fuerzas con una bebida caliente y un dulce de mantequilla como éste.
La masa de los bollos de cardamomo suecos (kardemumabulle) es la misma que la masa de los bollos de canela (kanelbulle en sueco). La única diferencia es su relleno, de modo que los kanelbulle sustituyen el cardamomo por la canela.
Para que os hagáis una idea, el cardamomo es una especia muy utilizada en la repostería nórdica, de aroma a eucalipto, compuesta de una semilla en el interior de una vaina que se desecha. La semilla se muele y se utiliza para aromatizar y condimentar tanto platos salados como de repostería. En salado suele combinarse con curry y nos recuerda a la cocina árabe, oriental, asiática… pero en repostería se combina con mantequilla y sorprende su sabor y su resultado. Para los suecos es tan básica como la vainilla para nosotros.
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Bollos suecos de cardamomo, la especia del norte |
Otra peculiaridad con la que cuentan estos bollos de cardamomo es que su masa no sigue los pasos de la bollería clásica para conseguir esa esponjosidad tan característica de cualquier bollo, que es incorporar la grasa después de que la masa ya se haya trabajado un poco antes, sino que la mantequilla se añade a la harina desde el principio del amasado. Comúnmente, el horneado también requiere una temperatura media, sin embargo, los suecos hornean a fuego fuerte, para obtener masas crujientes por fuera y tiernas por dentro, que mantengan su jugosidad en el interior.
Si queremos variar en algo la receta, como por ejemplo su relleno o decoración final, podemos optar por introducir pasas o nueces, comino molido, anís, semillas de amapola, crocanti de almendra…, de manera que podemos adaptarla a nuestro gusto e ir variando la receta cada vez. Sin duda, yo os recomiendo hacerlos con cardamomo la primera vez porque es una especia que si no habéis tenido oportunidad de probar antes, intentad haceros con ella y oledla, saboreadla, pues tiene unos matices muy particulares e intensos que os van a sorprender. Yo la encontré en mi tienda habitual de especias y legumbres, las venden a granel y siempre puedes hacerte con la cantidad que tú necesites. Me encanta ir por la inmensidad de especias que tiene y los aromas que desprenden cada una de ellas cuando entras en la tienda. Es como un viaje a Oriente cada vez. Y así es como olerá vuestra cocina al hornear estos kardemumabulles. A pastas orientales, ¡aunque sean suecas, ja, ja!
Los ingredientes y pasos a seguir de estos bollos suecos de cardamomo los he extraído del increíble libro Pan Casero de Iban Yarza. Es un libro muy instructivo que te inicia en el formado, levado y horneado de diversos panes y dulces de bollería. Todo de la mano del maestro panadero Iban Yarza, del cual soy una fiel seguidora. Por si os interesa, este es su blog https://tequedasacenar.com, donde encontraréis un montón de ideas, consejos y recetas.
📝Para imprimir la receta de Bollos suecos de cardamomo, la especia del norte en pdf pincha AQUÍ.👈
Ingredientes para unos 10/12 bollos:
Para la masa
Para el relleno
Para la decoració:
Pasos a seguir:
Fundir la mantequilla en la leche tibia y diluir la levadura fresca o seca de panadería (la opción que hayamos elegido y que tengamos más a mano). Ambas levaduras funcionan de igual manera.
Incorporamos dos tercios de la harina y mezclamos con una cuchara de palo durante cinco minutos, hasta que veamos que se van formando unos hilos que se despegan de las paredes del bol.
Agregamos la sal, el azúcar y el cardamomo molido al resto de la harina. Mezclamos y lo añadimos a la masa que ya tenemos trabajada esos cinco minutos.
En este momento amasaremos todo durante unos diez minutos hasta que veamos que la masa comienza a ser suave, lisa, sin grumos… y la dejaremos reposar en un bol tapado durante 1 hora y media aproximadamente, tiempo suficiente para haber doblado su volumen. Como os he comentado antes, si ponéis menos levadura la masa tardará más en fermentar pero después será más fácil de estirar.
Pasado este tiempo enharinamos la mesa de trabajo y con un rodillo estiramos la masa en forma rectangular dejándola con un espesor aproximado de unos tres milímetros.
Una vez estirada empezaremos a untarla con el relleno de cardamomo, mantequilla con azúcar moreno y almendra molida.
Doblaremos la masa sobre sí misma en forma de folleto. Haremos dos pliegues. Plegamos la masa de derecha al centro e igualmente de izquierda hacia el centro.
Dejamos reposar la masa diez minutos para que esté elástica y podamos cortarla y enrollarla sin dificulad.
Cortamos con un cuchillo unas tiras a lo ancho. Nos saldrán unos doce bastoncitos que vamos a ir enrollando sobre ellos mismos. Los enroscamos sobre sí mismos formando una especie de nudo y los vamos depositando sobre papel de horno.
Volvemos a dejar levar durante una hora aproximadamente. No mucho más tiempo para que al hornear no nos queden secos. Es mejor que adquieran un poco de volumen sin llegar a doblarlo. Pincelamos con huevo batido suavemente y espolvoreamos el azúcar perlado o azúcar moreno, las almendras fileteadas, el cardamomo o las semillas de amapola, lo que tengamos.
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Bollos suecos de cardamomo, la especia del norte |
Con el horno a fuego fuerte, unos 200-220º, con ventilador, a media altura, horneamos 10-12 minutos, sin perderlos de vista por si se tuestan demasiado. Deben quedar dorados por fuera y tiernos por dentro, que tengan la base tostada pero blanda, de manera que te hagan dudar de si están o no cocidos. Es la garantía para disfrutar de unos bollos jugosos en su interior.
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