Zamburiñas gallegas a la plancha con extra de picante

 

Zamburiñas gallegas a la plancha con extra de picante

Hablemos hoy de un marisco no tan conocido fuera de las comunidades donde se produce (Asturias y Galicia) como debería. Adentrémonos en el mar de sabor generado por su carne, de color anaranjado, tan atrayente y sus posibilidades gastronómicas. Ese molusco que vive bajo el mar, entre las rocas y las algas de las costas del norte de nuestro país, España, y que todo el mundo debería conocer, estamos hablando de la zamburiña. No tan conocida como su prima la vieira, la zamburiña es uno de los moluscos de mayor calidad y más apreciados de todo el territorio español. 

La mejor época para su consumo en fresco son los meses de verano: junio, julio y agosto, los meses de más calor. El resto del año solo podemos encontrarlas congeladas, que la verdad, no tienen nada que ver con las frescas pero... a falta de pan... buenas son tortas. Ya sabéis cómo dice el refrán, y si tenéis un antojo pues nada, congeladas!!

Las zamburiñas son una especie de molusco bivalvo similar a las vieiras. Su concha es prácticamente igual. Su forma delimita el famoso Camino De Santiago. Al igual que éstas, abundan en las costas gallegas y asturianas, siendo uno de los iconos de su preciada gastronomía. No solo suelen degustarse a la plancha, por su carne dura y sabor extraordinario. También es muy común encontrarlas como relleno de la típica empanada gallega. 

Las zamburiñas son tan sabrosas que por sí solas, a la plancha, sin más aderezos que un poco de sal y aceite de oliva, están de muerte. 

En este post no me voy a extender mucho con los detalles de la elaboración, pues es bien sencilla aunque tiene su truco: los tiempos de cocción que a continuación os explico. Sin embargo, sí me gustaría detenerme en el aliño y enseñaros cómo podéis hacer unas excelentes zamburiñas a la plancha con un excelente aceite picante para aquellos que adoran este tipo de comida, ¡claro!. El picante le da un toque especial a nuestros platos, y hace que un exquisito aperitivo, en este caso, unas zamburiñas gallegas, se convierta en un aperitivo con gancho, adictivo, que te de ganas de comer una más y otra más y otra más. 

Para hacer este aceite picante he utilizado estos chiles mexicanos. Sus semillas son del país que mejores recuerdos me trae cuando pienso en las tierras al otro lado del océano Atlántico, México. Hace dos veranos estuvimos visitando este lindo país y quedé prendada de sus gentes y de su comida. Desde entonces he ido poco a poco adentrándome en el mundo del picante y tengo que reconocer que cada día me gusta más. Curiosamente mi sobrino recuperó unas semillas de varios tipos de chiles mexicanos y los tengo sembrados en mi huerta. Son jalapeños, chiles de árbol y habaneros. Todos ellos, después del verano, cuando la planta ya no da más fruto, los seco colgados al aire y molidos, me sirven para aderezar mis platos picantes y darle un toque especial. En verano, con una cerveza bien fría, la comida picante es muy agradable, sobretodo si la disfrutas con tus amigos, al calor del sol o al frescor de una sombra en una terraza. 

Mirad, son estos. Son de la variedad habanero chocolate y chile jalapeño, así es como los llaman. Variedades ambas muy picantes. Y aunque parezca mentira, hasta he preparado una mermelada picante con ellos. Sí, sí, como habéis oído, una mermelada picante para acompañar pescados, tortillas y mayormente, carnes de todo tipo.

Veamos pues cuales son los pasos a seguir y los ingredientes que vamos a necesitar a la hora de preparar estas zamburiñas gallegas, con un extra de picante ¡si queremos!

Ingredientes:

zamburiñas frescas gallegas

pimienta negra o chile molido

AOVE aceite de oliva virgen extra o aceite picante de chile

sal marina gorda o sal en escamas

Pasos a seguir:

Poner al fuego la plancha que vayamos a utilizar para que esté bien caliente a la hora de asar nuestras  zamburiñas. Recordad que este tipo de molusco vive en la arena, por lo que necesita limpiarse si las compramos cerradas. Colocar boca abajo la carne durante 30 segundos. Que esté en contacto con la plancha caliente. Inmediatamente después dar la vuelta y dejar que sea la concha la que esté en contacto con la plancha. Ahora es el momento de añadir un pelín de aceite de oliva virgen extra, por supuesto, sal marina, gorda o en escamas, y pimienta negra recién molida. Dejar sobre el lado de la concha tres minutos y sacar a un plato de servir. Tomar calentitas.

Ésta sería la versión light, como yo digo. Ahora vendría la versión potente. 

Si sois amantes del picante, podéis sustituir la pimienta negra por chile molido, o bien rociar con el aceite picante de chile rojo en lugar de AOVE. 

Yo tengo en mi pequeña huerta unos chiles rojos que dejo secar al aire en invierno para después molerlos y conseguir el chile molido. También hago pequeñas cantidades de aceite de oliva virgen extra con un toque picante agregando un par de chiles partidos por la mitad dentro del botecito. Las semillas le dan mucho picor. Cuantos más chiles añadas más picará el aceite. Es parecido al aceite que te sirven en las pizzerías, muy picante, para acompañar el pan de pizza. Unos días macerando y estará listo para su uso. 

TIP en mayúsculas, que no debéis dejar de leer

Consejo: Es importantísimo que si manipulas chiles picantes te pongas siempre guantes. Nunca trabajes sin ellos. Generan un aceite que se incrusta en la piel de las manos y después es imposible de eliminar. Aunque hay varios remedios caseros (leche, limón, bicarbonato...etc.) puede ser muy molesto y puedes pasar un mal rato. Y cuando digo mal rato me refiero a unas cuantas horas con las manos ardiendo. 

A mí me pasó una vez por inexperta y estuve toda la noche con las manos bajo el grifo del agua. Lo pasé realmente mal porque parecía que las manos se me estaban quemando. No doy a pasar a nadie la mala noche que pasé. Por eso, quiero advertiros para que a nadie le pueda pasar lo mismo que me pasó a mí.

Igualmente debéis tener la misma precaución cuando vayáis a moler el chile seco. Hacedlo con cuidado con un molinillo de café. Con las ventanas abiertas y que haya circulación de aire. No os toquéis ojos ni nariz con las manos y siempre con cuidado y con guantes. Manipular chiles no es una broma.