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Canelones caseros |
Los canelones son la comida favorita de mi padre y mía. En cazuela de barro salen riquísimos. Cuando preparo, hago de más, y así los congelo y puedo llevarle a mi padre unos pocos, para que luego solo tenga que añadirle un poco de bechamel y pueda disfrutar de su plato favorito más veces, pues los canelones son muy laboriosos y siempre mi madre no tiene tiempo para estar tanto rato en la cocina.
Un poco de historia
Los canelones son un plato muy catalán, de domingo y días festivos, como yo digo, que a mí personalmente me encanta, de hecho es mi plato favorito.
Antiguamente solía prepararse en Cataluña el segundo día de Navidad, 26 de diciembre, día de San Esteban. Sin embargo, en la actualidad, los canelones forman parte de nuestro menú diario en cualquier hogar. Se trata de un plato laborioso, por lo que lo más habitual es comerlo en días señalados, en los que tenemos más tiempo para dedicarle a la cocina y hacer un platazo, de esos de los que presumes cuando lo llevas a la mesa y que aplauden todos los comensales.
Curiosamente, aunque la pasta del "cannelonni" es originaria de Italia, no es ahí donde más se consume, sino en Cataluña, debido al intercambio cultural y gastronómico existente entre ambas regiones en los siglos de comercio y trato entre ellos.
El nombre "cannelloni" procede precisamente de su forma enrollada de canalón. Su inventor, o al menos, perfeccionador de la receta fue el compositor Gioachino Rossini, quien además de tener un buen gusto en su paladar, era muy buen cocinero. De ahí los canelones alla Rossini, rellenos de carne, trufa y champiñones bañados en salsa bechamel y trufa rallada.
Ingredientes
medio litro leche tibia
2 cdas mantequilla
2 cdas maizena
sal, pimienta y nuez moscada
Para el relleno
500 gr carne picado de cerdo
1 lata de paté o foie gras
sal y pimienta
tres cucharadas tomate triturado o salsa de tomate casera
1 cebolla
medio pimiento rojo
media copita de coñac
1 ajo
queso rallado para gratinar
Pasos a seguir
Poner la mantequilla en una sarten y cuando se derrita añadir la harina. Hay que dorarla un poco siempre antes para que la bechamel no sepa a harina.
Añadir la leche tibia poco a poco removiendo para que no queden grumos.
Ir añadiendo leche tibia a demanda. Salpimentar y espolvorear nuez moscada. Remover hasta que espese. Yo siempre utilizo nuez moscada entera que rallo con el filo de una puntilla. La nuez moscada recién molida perfuma y aromatiza mucho más la bechamel confiriéndole un sabor intenso.
Poner un poco de la bechamel en el fondo de una cazuela de barro para que luego no se peguen los canelones. Esto es importante. Después, a la hora de servir, será mucho más fácil. Quedarán tiernos y no se romperán.
Pasamos al relleno:
Freír un poco de ajo laminado, cebolla y pimiento rojo cortados en brunoise. Cuando estén dorados añadir la carne picada de cerdo, ternera o pollo, salpimentar y cuando esté todo bien pochado agregar media copita de coñac. Dejar que se evapore el alcohol, después agregar tres cucharadas soperas de tomate triturado o salsa de tomate casera, sazonar, dejar que se integren los ingredientes y finalmente añadir una lata de paté o foie gras. En mi caso compré un paté de york y queso, riquísimo.
Pasamos por la batidora el relleno para que quede muy fino.
Ponemos las placas precocidas de canelones en agua caliente con sal durante 20 minutos. Escurrir el agua en un escurridor y darle un baño de agua fría para parar la cocción.
A continuación, ponemos las placas de canelón sobre un paño para que se escurran. De esta manera es mucho más fácil enrollar el canelón con el relleno, pues la pasta ha perdido el agua y los canelones no se resbalan entre los dedos, y el relleno se adhiere perfectamente sin ofrecer problemas para enrollarlo.
Ponemos una buena cucharada de relleno en cada placa, vamos enrollando cada canelón y los disponemos arreglados uno al lado de otro en la cazuela.
Echamos el resto de la bechamel por encima y el queso rallado espolvoreado. Utilizad la variedad de queso que más os guste para gratinar: emmental, parmesano, mozzarella, cheddar... y los llevamos al horno durante 30 minutos.
Pasado este tiempo los canelones estarán perfectos para servir. Bien tiernos y gratinados.
Si nos sobran canelones, podemos congelarlos cuando estén enrollados y rellenos, en un tupper, y después, el día que queramos utilizarlos tan solo tendremos que preparar la bechamel y gratinarlos al horno unos minutos.
Dado que ésta es una receta laboriosa, lo ideal es hacer de más y congelar, así podemos tener siempre un plato de canelones a mano como recién hechos.
Disfrutad de la receta, espero que os haya gustado y haya quedado bien explicada.
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