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Buñuelos de viento rellenos de crema o nata para Semana Santa |
El origen de una receta tan antigua.....
Buscando el origen de la palabra buñuelo me encontré con tres teorías diferentes: la romana, la judía-árabe y la francesa.
La historia de estas dulzuras se remonta según la primera teoría a los romanos, quienes los llamaban “puñuelos” ya que la masa se preparaba con los nudillos de los puños.
La segunda teoría es francesa y dice que buñuelo procede de la palabra “beignet” que quiere decir protuberancia o bulto.
La última teoría nos dice que la palabra “bimuelos” es sefardí. Los judíos sefardíes elaboran desde el siglo X para celebrar la Janucá unos bollos fritos con harina de trigo que denominan bimuelos. La introducción de estos bollos en la celebración de Todos los Santos es una modificación cristiana, por la cercanía con la Janucá judía.
Según la última teoría, la receta es de origen árabe. Se cree que surgieron en Almogía, un pueblo de Málaga, en el año 1090, cuando el rey sevillano Mohamed ben Abad Al Motamid cercó la fortaleza de la ciudad. Viendo que escaseaban tanto la comida como la leña que usaban para los hornos, un panadero llamado Abdelaziz ben Drisi el Jabazún hizo recuento de vituallas y decidió preparar unas tortitas de masa de agua y harina; luego las subió a lo alto del castillo y las metió en los calderos de aceite hirviendo que se usaban para arrojarlos a los asaltantes. Así surgieron los buñuelos de viento.
Durante el siglo XVI en España se encontraban los árabes y lo que más disfrutaban comer eran los buñuelos de agua miel, una masa que se freía en aceite y posteriormente se le añadía miel hirviendo, este postre lo comían aquellas personas que tenían puestos de vendedores ambulantes o de posición económica baja.
La historia de los Buñuelos de viento valencianos en Fallas
La historia de este dulce comienza cuando el gremio de los carpinteros de la ciudad obtuvo por primera vez permiso del Ayuntamiento para sacar a la calle sus sobrantes de madera, muebles y trastos viejos para quemarlos en hogueras. Este hecho, que se fue repitiendo a lo largo de los años, se considera punto de partida y origen de las actuales Fallas.
Era precisamente alrededor de este fuego donde las mujeres de los carpinteros, consideradas las primeras buñoleras, “repeinadas, muy aseadas y con impolutos delantales blancos”, colocaban unos bidones de hierro a modo de fogón y hacían con leña ricos buñuelos que degustaban a lo largo de toda la velada. Se cuenta también que las mujeres los solían acompañar con anís mientras que los hombres se atrevían con el aguardiente.
Actualmente los antiguos bidones de hierro han sido sustituidos por cocinas de gas butano y los licores de antaño por un buen vaso de chocolate para mojarlos. Sin embargo, lo que no ha cambiado es la facilidad de encontrar estos puestos ambulantes alrededor de los monumentos falleros.
Los buñuelos de viento según regiones
En la vertiente mediterránea, los buñuelos se asocian a Pascua. Aunque también, en Valencia es habitual consumirlos en época de fallas, en puestos callejeros, y de variedades distintas como los buñuelos de calabaza y naranja, que también tienen sus adeptos.
En Mallorca se toman para el día de las vírgenes y suelen llevar patata o boniato.
En Cataluña es habitual consumirlos en miércoles y viernes de cuaresma, aunque en la actualidad se consumen durante toda la semana de Pascua.
En el resto de España, que no es la vertiente mediterránea, se preparan para las fiestas de Todos los santos o Difuntos.
La receta
Ingredientes:
200 ml. leche o agua
ralladura de limón y ralladura de naranja
rama de canela
50 ml anís dulce
2 cdas. soperas azúcar (40 g)
media cdta. sal
50 gr. mantequilla
170 gr. harina
4 huevos XL
medio sobre levadura quimica Royal
azúcar y canela para rebozar
anís pulverizado para después de freir
aceite de girasol para freír
Pasos a seguir:
Así es como nos quedarán por dentro. Esponjosos y suaves, ligeros.
En un cazo pondremos a infusionar la leche con la canela, la ralladura de limón, la ralladura de naranja y el anís.
Cuando rompa el hervor lo dejamos reposar para luego colarlo y volverlo a poner en un cazo.
Volvemos a calentar agregando la mantequilla y el azúcar, dejamos hervir y apagamos el fuego.
Añadimos la harina de golpe junto con la sal y la levadura y mezclamos. Se hará un pasta espesa y lisa, suave.
Dejamos enfriar hasta añadir el primer huevo. Lo integramos bien. Añadimos el otro huevo. Lo integramos bien. Y así con los otros 2. Nos tiene que quedar una mezcla al punto "pico de pato", es decir, espesa pero que caiga.
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Pico de pato |
Nos untamos dos cucharas con aceite y vamos sumergiendo bolitas de pasta, con la ayuda de las cucharas dentro del aceite caliente. El aceite estará perfecto para freir cuando se encuentre entre los 170 y los 180º.
Nos preparamos un vasito con aceite para untar las cucharas cada vez que hagamos un buñuelo. De esta manera no se pega la masa.
Los buñuelos irán flotando y suflando conforme vayan tomando color dorado. Se harán redonditos. Si cogemos dos cucharas soperas nos saldrán bastante grandes y podremos rellenarlos después sin ningún problema. Nos saldrán unos 20 buñuelos con estas cantidades.
Si lo hacemos con dos cucharas de postre nos saldrán unos 40.
Una vez fritos y doraditos los sacamos a un plato con papel absorvente para quitar el exceso de aceite. Los rebozamos en azúcar y canela y rociamos con spray de anís.
Los buñuelos pueden rellenarse de crema pastelera o de nata, chantilly, crema catalana, chocolate... Podemos hacerlos rellenos de frutas como la manzana, plátano o higos, con masa de calabaza, de patata y boniato, de naranja, con leche de coco, de almendras, aromatizados con anís... o simplemente buñuelos de viento rebozados en azúcar o azúcar glassé.
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